¿A qué nos referimos con estos conceptos? Comentábamos recientemente, que los principios intelectuales del hombre con sus fallas y tropiezos eran aceptables, por la insipiencia de él mismo en las cuestiones de la inteligencia. En aquellas épocas, los trueques se daban con productos estrictamente necesarios, actualmente los trueques se han sofisticado haciendo depender a la sociedad, creándole necesidades superfluas y absurdas y todos participan de ello. Hemos degenerado de tal manera, que en lugar de crear riqueza recurriendo a los talentos y grandiosidades naturales del hombre, se está explotando la miseria del género humano.
La miseria del hombre y sus consecuencias; con lo anterior nos referimos a que la ignorancia, la cual es pobreza intelectual, representa riqueza para unos cuantos. A quienes explotan la ignorancia, tendremos que preguntarles si su riqueza obtenida vale la pena, a costa de tanto dolor y hambre de gente buena sin malicia y de niños absolutamente inocentes y ajenos al sistema social al que pertenecemos.
En la actualidad, inmensas fortunas e imperios económicos se crearon y se sostienen explotando la miseria del hombre, se hacen enormes negocios comerciando con el odio, la vanidad, incluso el amor (el amor no es una debilidad, es la riqueza principal en nosotros contenida y la fortaleza que todo lo puede. Es el principio y la continuidad de la Inteligencia Suprema) y otras muchas más debilidades de nuestro género, entre ellas los vicios y otras necesidades creadas, podemos agregar a las modas y a las apariencias sociales, que tanta importancia tienen para tanta gente. Nos importa más la apariencia y el qué dirán, que el sentirnos tranquilos, satisfechos y en paz con nosotros, como con nuestros hermanos del género humano y de la naturaleza de la cual formamos parte y a la cual estamos destruyendo en nuestro supuesto afán de avanzar, ganar y triunfar a costa de nuestra propia destrucción y de lo que nos rodea.
La moda y la vanidad son algunas de las causas principales que merman y condicionan al hombre. Ello es parte fundamental del qué dirán, es lo que produce la presión de grupo; es decir; la presión social contra el individuo. Nos preocupa más una rotura en nuestros zapatos o nuestra indumentaria que una fisura en el alma. Es claro que nos importa más nuestra apariencia física, nuestra posición social, nuestra indumentaria y accesorios personales, todo esto lo cuidamos con esmero, aunque por dentro nuestro ser, nuestra alma, esté hecha pedazos. Entendamos que nuestra riqueza no está en nuestras propiedades, ni en nuestra indumentaria, ni en el qué dirán. La riqueza máxima del individuo es él mismo. Nuestro problema, es que nuestros ojos saben mirar sólo a nuestro derredor, buscamos supuestas riquezas en el exterior, no sabemos mirar ni valorar la auténtica y única riqueza, el potencial increíble que guarda nuestro ser interior.
Entendamos que el oro y el dinero, ningún valor tendrán, cuando a nosotros ya no nos interesen. Respecto a la ciencia, la tecnología y la filosofía, no fueron adquiridas con dinero, son sólo algunas aportaciones de las maravillosas riquezas que guarda en sí el ser humano. Cada invento, cada idea, cada concepto elevado que el hombre aporta es la muestra palpable e irrefutable de que la riqueza nuestra está dentro de nosotros y sus nombres son Amor e Inteligencia. ¡Enriquécete, conquístate, cultívate, aporta tu inteligencia y tu amor, la decisión es tuya. Necesitas y necesitamos de ti!
El amor, el odio, la vanidad y el temor son reflejos conductuales, ¿Quién puede abstraerse del sentimiento de placer puro y auténtico, cuando uno acaricia y besa a un niño y este nos corresponde de igual manera, o con el hecho de darle algún tipo de ayuda o un sencillo obsequio que él nos corresponda con una sonrisa? Una sonrisa o gesto de agradecimiento de un pequeño es lo más puro y genuino de lo que en la vida podemos disfrutar, no existe en ello interés ni hipocresía. Conservémoslos así, no los contaminemos con odio, vanidad o temor, ya que estos tres defectos son cien por ciento ignorancia y a partir de ellos se fundan las miserias del hombre y fueron, son y serán los causantes de todo los males que sufre la humanidad.
Aprendamos de los niños y de toda persona sencilla y amable que se cruce en nuestro camino. Detengámonos un poco y pensemos. No contaminemos a las nuevas generaciones, preparémonos para estar a su nivel en las cosas buenas y progresistas, no nos limitemos para no delimitar las cualidades y el potencial natural contenido en nuestros descendientes. Las nuevas generaciones necesitarán que les demos la oportunidad de salir fuera de la caverna oscura de nuestras costumbres y con sus nuevos descubrimientos nos enseñen y guíen al nuevo mundo, donde se logrará nuestra real y auténtica emancipación. No las limitemos si pueden volar, si pueden liberarse de las cadenas de la ignorancia, del dolor, del odio, del miedo, de la vanidad y de la avaricia. Si hablan de amor y fraternidad escuchémosles. Es el primer paso del mensaje universal a nuestros corazones postrados en el camino; como estamos nunca llegaremos a lo prometido y divino. Abramos los ojos, veamos la luz escuchemos la palabra inteligente, la cual es amor e inteligencia pura.
Agudicemos nuestros sentidos, clarifiquémoslos, no más tristezas ni dolor, iniciemos la marcha por el camino por el cual avanzaremos y escalaremos dejando atrás al hombre irracional y lleno de prejuicios, para que se dé la transmutación de nuestro estado físico animal a el ente universal, que por naturaleza siempre fuimos, el cual la oscuridad de nuestros prejuicios e ignorancia nos impidió reconocer.
Por ello nunca nos vimos reflejados en el harapiento, en el derrotado, en el que tenía hambre, en el que tenía sed de justicia, en el que quiso decir una verdad y no fue escuchado.
Entendámoslo no existen condiciones sociales, culturales, raciales, colores, ni credos, estos sólo son consecuencia de la inteligencia formal. Entendámoslo únicamente existe y debe existir Humanidad.
Las condiciones a que hicimos referencia sólo han dividido y enfrentado al hombre. En nosotros mismos, en nuestro cuerpo, tenemos diferencias que se supone son adversas, tenemos una mano izquierda y otra derecha y así nos amamos, aceptamos y no nos cortamos ninguna de ellas; las tenemos para un fin y las necesitamos a ambas, ¿Hasta cuándo entenderemos que de igual manera nuestros hermanos de género nos necesitan y los necesitamos?
Aceptémonos, amémonos, amemos a todos y a todo lo contenido en el universo, ya que en esencia el universo es uno y uno es el universo. No luchemos contra él, él no lucha contra nosotros.
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fuente.Pensamiento universal